La suspensión del histórico Programa Provincial de Esquí Escolar en 2024 generó un nuevo quiebre en San Carlos de Bariloche. Por primera vez en 25 años —exceptuando la pandemia—, más de 1.600 chicos de cuarto y quinto grado de escuelas públicas se quedaron sin la posibilidad de vivir la experiencia de aprender a esquiar y conocer la montaña. En este contexto, surge una propuesta alternativa: el programa Municipal de Esquí Escolar.
Una respuesta desde el Concejo Deliberante
La iniciativa presentada por el Concejal Costa Brutten, como un proyecto de ordenanza, quiere dar respuesta a un basto sector de la comunidad barilochense. Desde la fuerza que representa plantea un claro objetivo: restituir el derecho a una vivencia transformadora para los niños y niñas de la ciudad. Desde Incluyendo Bariloche, plantean que, mediante un esquema de financiamiento local y convenios con empresas como Catedral Alta Patagonia (CAPSA) y organismos como el EAMCEC, se puede garantizar la continuidad del programa.


La idea no es solo revivir la experiencia interrumpida, sino reforzarla: incluir también a quienes quedaron excluidos en 2024 y garantizar su continuidad futura. La clave, señalan desde el Concejo, está en “la voluntad política” para concretar acuerdos y articular recursos, incluso en tiempos de restricciones presupuestarias.
Por qué el Esquí Escolar no es un lujo
Para miles de estudiantes, el esquí y la montaña no son apenas una excursión escolar. Durante más de dos décadas, el Programa Municipal de Esquí Escolar —antes en su versión provincial— representó una política de inclusión que conectaba a los niños con su identidad cultural y natural.
El programa nació en 1999, desde una articulación comunitaria que incluyó al Club Andino Bariloche, la Universidad Nacional del Comahue y el propio municipio. En 2012 fue adoptado por el Ministerio de Educación de Río Negro, y alcanzó su pico con más de 1.600 beneficiarios anuales de quinto grado, además de los de cuarto que realizaban actividades de montaña.
Los objetivos iban más allá de lo deportivo: derribar barreras económicas, fomentar el amor por el entorno, crear vocaciones, y ofrecer una experiencia colectiva que quedara en la memoria. Por eso, la suspensión en 2024 fue vivida como una injusticia: no solo un ajuste, sino la pérdida de un derecho simbólico y concreto.

La comunidad no se queda de brazos cruzados
La cancelación del programa generó una ola de protestas. Docentes, familias, estudiantes y sindicatos se movilizaron con fuerza: hubo recolección de firmas (más de 2.000), actos públicos, presentaciones ante el Concejo Deliberante, campañas en redes y hasta la posibilidad de acciones legales.
El eje del reclamo: “el esquí escolar no es un lujo, es un derecho adquirido”. Para muchas familias, especialmente en barrios populares, el programa era la única puerta de acceso a un deporte que forma parte del paisaje diario de Bariloche pero que, por sus costos, suele estar fuera del alcance.
En paralelo a la protesta, hubo propuestas: reconfigurar el programa para hacerlo más accesible, reducir costos con acuerdos público-privados, y abrir canales de colaboración con empresas locales. Así nace la idea de un esquema Municipal de Esquí Escolar, más flexible, pero con los mismos valores.
Un proyecto con respaldo y antecedentes
El proyecto de ordenanza municipal no surge de la nada. Retoma experiencias anteriores, como la Escuela Municipal de Esquí creada en los años 80, y el actual programa de Esquí Social, también municipal pero dirigido a adolescentes de 13 a 18 años.
La propuesta actual busca unificar esfuerzos, coordinar con la provincia cuando sea posible, y sumar al sector privado. El respaldo social es fuerte: familias, docentes y organizaciones locales ya mostraron su apoyo. Empresas como CAPSA han colaborado en el pasado y podrían volver a hacerlo.
A nivel legislativo, se trata de construir una base sólida para que el programa no dependa de decisiones anuales ni esté sujeto a vaivenes fiscales. “La montaña es de todos y todas, sin excepción”, afirman los impulsores.

El futuro de un derecho en disputa
El debate en torno al Programa Municipal de Esquí Escolar va más allá de la nieve y las pistas. Habla del modelo de ciudad, de la relación entre política y comunidad, y de la forma en que se garantizan derechos culturales en contextos de crisis.
La experiencia de Bariloche es un ejemplo de cómo una política pública puede surgir desde abajo, crecer con el apoyo institucional, y luego verse amenazada por la falta de marco legal y voluntad política. También muestra la capacidad de respuesta de una comunidad organizada.
Hoy, mientras el programa provincial permanece suspendido, la esperanza está en lo local. El desafío será sostener la propuesta municipal en el tiempo, asegurar el financiamiento, y, sobre todo, no perder de vista que el derecho a la montaña es también parte del derecho a la infancia.
Notas Relacionadas
Si te gusta dale Me Gusta y Comparte
- Haz clic para compartir en Facebook (Se abre en una ventana nueva) Facebook
- Haz clic para compartir en X (Se abre en una ventana nueva) X
- Haz clic para compartir en WhatsApp (Se abre en una ventana nueva) WhatsApp
- Haz clic para imprimir (Se abre en una ventana nueva) Imprimir
- Haz clic para enviar un enlace por correo electrónico a un amigo (Se abre en una ventana nueva) Correo electrónico