Una bailarina cambió su identidad para seguir su carrera en el tango sin el peso del apellido paterno. La historia de esta talentosa artista de Bariloche revela cómo una cuestión de identidad puede impactar profundamente en la vida profesional y emocional de una persona. Durante la final de un mundial de tango, el llamado por altoparlantes con el apellido de su progenitor la llenó de angustia, al punto de casi abandonar la competencia. «La pasé muy mal en el mundial y no quería salir porque me llamaron por ese apellido», explicó ante una jueza de Familia de Bariloche.
La bailarina decidió iniciar un proceso judicial para cambiar su identidad, solicitando la supresión de los apellidos paterno y materno. Eligió el segundo apellido de su madre, el cual siempre sintió como propio. Desde su infancia, ese apellido la había acompañado, representando su verdadero ser tanto en su entorno íntimo como en su carrera artística. Sin embargo, cada vez que necesitaba un documento oficial, el apellido paterno reaparecía, recordándole un pasado que no sentía suyo.
Una bailarina cambió su identidad
La situación familiar de la joven fue un factor crucial en su decisión. Nacida en Bariloche, sus padres se separaron cuando aún era muy pequeña, y ella creció bajo el cuidado exclusivo de su madre. La ausencia de su padre y de la familia paterna hizo que ese apellido se convirtiera en un símbolo de experiencias ajenas a su vida emocional. A pesar de su éxito en el tango, la constante aparición de su nombre legal en los eventos y premiaciones se convirtió en un obstáculo para su desarrollo profesional.
Durante el juicio, se presentaron pruebas documentales y testimonios que respaldaron su solicitud. Una pericia psicológica confirmó que la bailarina no actuaba bajo presión externa y que el uso de su apellido legal le causaba sufrimiento. La jueza, al evaluar las posiciones del Ministerio Público y del Registro Civil, encontró que no había objeciones para aprobar el cambio de identidad. La sentencia autorizó a la bailarina a llevar el apellido que eligió, reconociendo la importancia del nombre como parte esencial de la identidad.
El fallo destaca que el cambio de nombre no es una cuestión de moda, sino una necesidad legítima, sostenida en el tiempo y con un impacto significativo en la vida de la bailarina. El Registro Civil deberá emitir toda la documentación correspondiente con su nueva identidad, permitiéndole continuar su carrera sin el peso de un apellido que nunca la representó.
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