Por Javier Giménez
Las ciudades conforman sistemas complejos que deben ser gestionados mediante planificación y acción coordinada de los diferentes actores que la componen, a fin de lograr una buena competitividad y desarrollo humano.
Ante esta complejidad, muchas ciudades han reaccionado de manera muy distinta a las crisis locales; estas crisis han llevado a la mayoría de los gobiernos municipales a restringir su actividad atendiendo exclusivamente las mayores obligaciones y siempre acorde a los recursos disponibles.
Sólo los gobiernos más osados e innovadores han asumido los desafíos y la responsabilidad democrática de ir rumbo a un nuevo modelo de gestión, organizándose y planificando las respuestas. No solo distribuyendo de manera equitativa el recurso económico disponible sino también buscando generar mayores ingresos a partir de dar valor agregado a las potencialidades de recursos naturales, definiendo el desarrollo de manera compartida con los distintos sectores de la ciudad, para hacerse fuertes en la adversidad, y posteriormente poder ganar el futuro ante los cambios estructurales, que la actual crisis significa.
La globalización, con una mayor movilidad de la población mundial y los grandes procesos de migraciones constante; el cambio climático y las demandas de los habitantes para lograr mejores condiciones de vida hacen que la agenda política de una ciudad sea cambiante y, con mayor rapidez que en otros tiempos. Lo que significa ir modificando marcos que regulan las políticas y normas de convivencia en las ciudades.
Producir territorios gobernables y competitivos hacen necesario estructurar estrategias y actuaciones que den resultados positivos a la sociedad que vive en ese territorio.
Hoy los procesos de articulación en la planificación, el diseño y la gestión no puede ser con una visión centralista, sino por el contrario, debe realizarse en concordancia con los actores del conocimiento científico, empresarios y las Juntas Vecinales, quienes por una relación de cercanía con la gente conocen mejor la situación de ese territorio delimitado y en la mayoría de las veces tienen propuestas de cómo resolver de manera más eficiente las demandas que aparecen.
Los nuevos tiempos marcan que la gestión de un territorio, como lo es una ciudad, obliga a las administraciones municipales a una reingeniería de su organización y sus procedimientos para poder presentar resultados satisfactorios en el cumplimiento de las responsabilidades que les fueron encomendadas. Lo que significa proveer formación de calidad y especializada, que permita a sus empleados quienes no deben olvidar que al trabajar para el estado trabajan para la gente y por lo tanto son servidores públicos, a desempeñarse con solvencia en las distintas posiciones de dirección y administración, sean estas de naturaleza política o técnica.
Los Gobiernos Municipales deben abandonar la visión de ser sumamente dependientes de niveles superiores de gobierno, caracterizados por estructuras administrativas centralizadas y presupuestos reducidos, lo que dificulta el ejercicio de las funciones demandadas por sus ciudadanos. Las consecuencias están a la vista y no se puede mirar para otro lado cuando lo que se observa es una necesidad de cambio del paradigma de gestión.
Eduardo Javier Giménez – MOVIMIENTO CAUSA JUSTA
Dirigente Justicialista Rionegrino
Legislador Provincial 2003-2007
Intendente de Ministro Ramos Mexia 2007-2011 y 2011-2015