Bariloche alcanzó un record navideño en el mismo lugar donde, año tras año, se repite una escena de trabajo, memoria y compromiso colectivo. Nicolás Martínez habló desde el corazón de la producción. No estaba en un estudio. Estaba junto al horno, con los carros listos y el cuaderno que registra cada jornada.
“Estamos con el último carro ya para hornear, por eso no estoy allá para atenderlos a todos ustedes, porque esto no perdona ni el horno ni la levadura”, explicó al comienzo de la entrevista realizada en el programa de streaming y radio Hay Equipo Modo Diciembre, conducido por Rocío Arriagada.
La confirmación del récord llegó apoyada en un hábito sostenido durante décadas. “Yo tengo todo anotadito ahí, día por día y carro por carro. Ese cuadernito no miente”, dijo antes de precisar la cifra final. “Ahora llegamos a los 12.962”.
El dato no fue presentado como una marca personal. “En realidad es pan más para la gente”, aclaró de inmediato, devolviendo el sentido del logro a su dimensión colectiva.
El cierre de la producción quedó marcado por la materialidad del esfuerzo. “Con estos carros terminamos. Va a ver que no quedó nada de harina acá. Ya no para hacer más pan”, relató mientras el horno seguía calentando el lugar.
El volumen del trabajo y el impacto en la ciudad

El volumen alcanzado se refleja en los insumos necesarios para sostener la producción. “El número exacto te mentiría, pero supongo que usamos unos 5.000 kilos de harina. También 12.000 huevos, más de 4.000 kilos de azúcar, levadura y muchas cosas más”, detalló.
Ese movimiento tuvo un impacto directo en la economía local. “Económicamente hay una movida de 25 millones de pesos que se ha gastado o beneficiado a Bariloche o al comercio en la compra de todo esto”, explicó.
Bariloche alcanzó un record navideño tras 35 años de continuidad



El récord se dio en un año que también marcó un punto especial en el acompañamiento recibido. Nicolás lo expresó con satisfacción y memoria. “Si buscan en el archivo, a los tres o cuatro años que empezamos con esto, yo tenía una ilusión que recién ahora se me dio a medias”.
Este año, el respaldo fue más amplio. “La provincia, el municipio, el comercio de Bariloche y los sindicatos me dan los insumos así”, señaló. Al mismo tiempo, recordó los años en que la campaña se sostuvo con pequeños aportes individuales. “No tener que sufrir y llorar a veces con gente discapacitada, a las cieguitas, abuelitos que venían con su kilito de azúcar y harina, porque así hicimos toda esta campaña durante muchos años”.
El origen en la Escuela de Hotelería y la memoria de quienes ya no están
La historia comenzó en un contexto de crisis profunda. “La primera edición éramos 200 desocupados. Yo fui el creador de la asociación de desocupados de Bariloche. No teníamos un pan para nuestra mesa”, recordó.
Ese comienzo tuvo un lugar concreto. Los primeros panes se hicieron en la Escuela de Hotelería, gracias a la decisión de su directora de abrir las puertas a la iniciativa. “Nos ofreció ahí la directora para que hagamos los panes”, contó Nicolás.
En ese tramo inicial también aparecieron personas clave que hoy forman parte de la memoria del proyecto. “Nuestro primer donante ya no está, Don Giglio, García, Don Boi. Algunos ya no están, pero sus hijos o su descendencia nos sigue ayudando hasta hoy”, relató, destacando la continuidad generacional de la solidaridad.
Una obra colectiva que sigue creciendo
Con 35 años de trabajo ininterrumpido, Nicolás evita colocarse en el centro de la escena. Incluso cuando se le sugiere una jubilación simbólica, responde con honestidad. “Eso va a ser complicado”.
Antes de cerrar, dejó una definición que atraviesa toda la historia del Pan Dulce Solidario. “Siempre les digo a todos lo mismo: ustedes, los medios, son nuestros ángeles de la guarda. Son los que entran por el oído a la mente de la gente y de ahí al corazón para que hagan la solidaridad”.
Y concluyó con una frase que resume el sentido del récord alcanzado. “Nosotros no somos nada sin ustedes, sin la comunidad. Nosotros simplemente amasamos todo lo que nos donan. Los grandes artistas de todo esto son los medios y la comunidad en general”.

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